jueves, 11 de noviembre de 2010

Algo que contar a mis nietos (Si no muero antes de envejecer)

Salía yo de una parte de mi rutina, las clases. Eran las 5:30 de la tarde cuando veo mi reloj; tomo siento en la parada de autobuses para esperar al que me correspondía y así retornar a mi querida morada. Fumo un cigarro para despejar un poco mi mente sobre el día agitado que tuve,  pasa lo siguiente:

En el camino hacia la universidad tuve un pleito con el chofer del autobús, pues este pretendía que pagara 2,5 Bs de pasaje cuando el estudiante  que posee carnet, tiene derecho a contribuir con un 1BF. Al parecer, el conductor sabe lo que le conviene y obligó a pagar  el precio completo; obviamente negué tal acto. El sujeto enfureció e inmediato comenzó a insultarme, como yo pierdo la paciencia rápidamente sentí los ojos ácidos debido a la rabia que me invadía; tomé mi bolso y se lo abofetee en la cara. ¡verga! Los pasajeros del bus gritaban como locos, si estuviesen las lindas chicas con carteles anunciando el round esto sería el propio ring de boxeo.

Por supuesto el individuo me regresó el ataque fuertemente, puesto que era 5 veces más grande que yo. Cuando pude zafarme de aquella bestia pude notar unos cuantos billetes en su asiento, lo golpee unas tres veces y los tomé. De inmediato bajé del transporte, corriendo en la calle pensaba el porqué de esa conducta mía, quizás fue un reflejo. Después de correr unos 6 minutos tomé otro autobús, esta vez los servidores públicos no formaron protesta alguna por pagar un bolivita.

El humo del cigarro hace que vuelva al presente, llega el bus  e ingreso a este. El camino estaba como siempre, un pueblo solitario, tranquilo y con vacas. De la nada suben 2 hombres altos, morenos y con gorras. Uno de ellos saca el arma de fuego que llenaría de miedo e inquietud al resto de las personas que ocupaban el medio de transporte. El hombre del arma pide las pertenencias de todos, el otro pide a una joven preciosa que le hiciese sexo oral; la muchacha llorando dijo que no. El sujeto tomó la pistola de su compañero y le disparó en la cabeza. A través de gritos agudos y lejanos logro despertarme de esa pesadilla tan terrible.

Cuando estoy recuperándome de ese disgusto, veo una muchacha sentada a mi lado, era blanca con cabello negro pero en resumen: era bella. Como excusa para hablarle pedí la hora de su bonito reloj, luego de dármela establecí una sugestiva conversación. Atrás de nosotros se encontraba  una mujer embarazada  junto a un niño, en realidad asumía más o menos la misma edad de la muchacha con la que hablaba gustosamente. El pequeño acompañante no dejaba de gritar y llorar, su madre lo golpeaba considerablemente. Cosa que me molesta pero no podía hacer nada al respecto porque no era mi asunto.

De repente, en la puerta trasera del bus suben 2 sujetos muy parecidos a los de mi sueño. Me asusto, ¿para qué negarlo?  Uno tenía pistola y el acompañante  navaja. Empiezan a amenazar a la mujer embarazada, yo estaba lleno de impotencia debido a que habría posibilidades de tener una muerte si me incluía al paquete. Lo que me alejaba de poder ayudarla era imaginar mi muerte, mi velorio, o  ser una noticia más de la fuente de sucesos, en fin, no lo hice. Voltee hacia otro lado aunque escuchaba de igual manera los gritos de suplica de la mujer y del niño, los delincuentes se impacientaban hasta golpear fuertemente al crio.

Cada vez me molestaba. La  muchacha con la que hablaba gustosamente guardo su teléfono para no ser blanco de los individuos,  además el bus iba a velocidad considerable, así que no podía detenerse. Los ladrones lograron quitar las pertenencias de la embarazada y a otras personas, por suerte me ignoraron. A uno de los pasajeros le golpeaban salvajemente, alguien intentó ayudarlo pero lograron apuñalearlo de inmediato. Después del acto los sujetos pidieron a gritos y disparos hacia el techo del autobús detenerlo.

Un sinfín de cosas pasaba por mi asustadiza mente, no dejaba de imaginar cosas terribles. En seguida el bus se detiene, el conductor fue inteligente al detenerse en una parada donde habitan policías aunque fue muy arriesgado de su parte. Los pasajeros gritaban auxilio a todo volumen por las ventanas, rápidamente  los uniformados  escucharon. Eran tres, dos de ellos disparaban hacia el autobús, por supuesto los ladrones devolvían la acción. La situación se convirtió en un campo de batalla, vi a 3 personas tendidas en el suelo cubiertas de sangre; me tiré al suelo junto a la muchacha que me acompaña hasta esperar el cesar del fuego.

Observaba todo en cámara lenta, noto que al ladrón se le acabaron las balas mientras que el otro estaba escondido. Después de esto, escribo en un papel a 3 hombres diciéndoles lo que pasaba y que teníamos oportunidad de tomarlos por sorpresa. Cabe destacar que la policía estaba en pleno fuego contra el bus, a medida de esto los hombres me acompañaron cuidadosamente hasta donde se encontraban los delincuentes. Fueron golpeados salvajemente, no recordaba que uno de los sujetos tenía una navaja, así que la sacó e intentó apuñalarme pero logré esquivarlo (de película).

Ya que los policías no recibían respuestas por sus acciones,  decidieron detener el fuego e ingresaron al bus.  Vieron la situación de  2 ladrones sumidos por 4 hombres, y echaron a reírse. Golpearon salvaje y merecidamente a los sujetos; la embarazada estaba terriblemente herida así que el policía se enojó y disparó a uno de los antisociales  sin saber si fue herida por culpa de los uniformados mismos. El saldo del suceso fue de 10 personas muertas.

Si llego a viejo contaré esta historia, aunque agregaré cosas de ficción para ser un súper abuelo frente a mis nietos. Ya que a veces la realidad es un poco aburrida, no obstante en estos casos  es mejor no exagerar lo sucedido. ¿El gran pez? ¿Un pseudo narrador? No se sabrá porque nadie en absoluto es dueño de la verdad y de un final tan vano como este.